martes, 17 de diciembre de 2013

CENAS DE EMPRESA

Llega la Navidad y con ella llegan las ansiadas (o temidas) cenas de empresa. Esas típicas cenas en las que siempre algún compañero se pasa con la bebida y acaba con la corbata en la cabeza despotricando del jefe con el propio jefe. O esos dos compañeros que se llevan a matar en el día a día, pero que al final de la noche acaban abrazados diciéndose cuanto se quieren. O esa pareja que no se quería antes, ni se querrá después, pero que durante la fiesta parecen dos adolescentes enamorados (a saber que cuentan a sus respectivas parejas al día siguiente).


Pues bien, con esta excusa, voy a ampliar la lista de los Grandes Chistes de la Humanidad. A ver que os parece.

Juan y Pedro vuelven a primera hora de la mañana a casa después de haberse bebido hasta el agua de los floreros en la cena ( y post cena) de navidad de su empresa.  
Van paseando porque en el estado en el que van, ningún taxi les recoge y no recuerdan donde dejaron el coche. De repente, a Juan, le entran ganas de mear y se para a hacerlo delante de un convento de clausura. 
Cuando está terminando, aparece de improviso una monja que, con cara de sorpresa dice: 
- Huy, perdón, ¿qué está haciendo? 
Juan, se queda cortado y no sabe que hacer ni decir. La monja, acercándose más y cogiéndole un huevo a Juan le pregunta: 
- Disculpe, pero es que llevo casi toda mi vida en este convento y no sé muy bien que es esto que tiene usted aquí abajo. 
Juan, cada vez más cortado (se le ha pasado la borrachera del susto) le contesta: 
- Pues verá, es una bola que tenemos los hombres... 
- Pero que curioso - continua la monja - si aquí tiene otra igual. 
Y con la otra mano, coge el otro huevo de Juan. 
- Y, ¿para qué sirven? 
Juan no sabe donde meterse. La monja continúa: 
- Si son dos bolas, supongo que serán para jugar, ¿no? Mire, vamos a jugar a un juego que hacemos en el convento. Yo digo algo y usted lo tiene que repetir, ¿vale? 
Dada la situación, Juan solo puede asentir. Y la monja empieza muy despacio: 
- Para   otra   vez... 
Juan repite: 
- Para   otra   vez... 
Y la monja empieza a mover los huevos de Juan y de repente, como si fuera a romper nueces, empieza a golpear los dos huevos entre sí diciendo: 
- ¡¡¡NO DEBO MEAR EN LA TAPIA DEL CONVENTO!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario