Recuerdo que llegaste de Pamplona como una promesa. De la mano de Aguirre despuntaste en Osasuna y el técnico mexicano te pidió para su proyecto rojiblanco. Te costó adaptarte. Aquí, rodeado de medianías no destacaste mucho (todo lo contrario). Alejado de la mediapunta y como mediocentro solo conseguiste pitos de la grada. Pitos de los que nunca te quejaste (por lo menos en público) ni tuviste ningún mal gesto.
Después de una cesión a Osasuna volviste para cambiar los pitos por aplausos. Luces el número ocho, el mismo que lució en su momento uno de los grandes del Atleti, Luis Aragonés. Aquel que tenía como mantra que en el fútbol solo vale "ganar y ganar y ganar y volver a ganar..." Pero tú elegiste otro lema "trabajar, trabajar y volver a trabajar". Y con ese lema y de la mano de Simeone no solo cambiaste los pitos por aplausos, si no que te has convertido en un ídolo para los atléticos y un ejemplo para todos tus compañeros.
No voy a relatar todos los datos estadísticos de tus partidos jugados, goles (algunos muy importantes) o títulos conseguidos, porque más allá de todo eso, serás recordado como un jugador que siempre se dejó todo dentro del campo, que defendió los colores rojiblancos como ninguno, que nunca te quejaste por la falta de minutos sino que en cambio trabajaste más y más duro para tener más. Siempre serás recordado como EL GUERRERO DEL CHOLO. Siempre serás recordado como UNO DE LOS NUESTROS. Muchas gracias por todo Rulo.
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